De entre todos los mitos y leyendas de la mitología nórdica, el que más nos gusta es el del dios Odín, el cual para poder descifrar el significado de las Runas mágicas, cogió su lanza y se atravesó el corazón, para después terminar ahorcándose de una rama de Yggdrasil, el árbol de la vida (o fresno del universo, según el Odinismo).

Odín estuvo colgado y atravesado durante nueve días y nueve noches para vislumbrar el verdadero significado de las runas vikingas, las cuales eran símbolos que, únicamente, aparecían en el Pozo de Urd, -que no era otra cosa que la fuente del destino y la sabiduría-, donde se regaba una de las raíces de Yggdrasil, el árbol de la vida.

¿Y qué hacían las runas en el Pozo de Urd? -nada menos que la fuente del destino y la sabiduría- Pues resulta que allí se regaba una de las raíces de Yggdrasil, el árbol de la vida . Su agua era tan pura que todo lo que se acercaba a la fuente se quedaba blanco. A través de estas runas mágicas talladas en la raíz de Yggdrasil, se portaba el destino manifiesto a los nueve mundos que coexistían en las ramas de Yggdrasil.

Odín era consciente del inmenso poder y sabiduría que escondían estas runas nórdicas, por ello hizo semejante sacrificio a pesar del riesgo para sí mismo. – Disclaimer: Se atravesó el corazón con su lanza y se colgó durante nueve días. No lo hagáis en casa-

Ya en las costumbres nórdicas vemos cómo los vikingos pensaban en las runas, no sólo como letras, sino como que tenían potentes virtudes dentro de sí mismos de naturaleza metafísica o incluso mágica.

Tanto nórdicos como el resto de pueblos germánicos utilizaron este método de escritura rúnico desde el primer siglo. Sin embargo, no usaban esta escritura de la manera que lo hacemos ahora, ni siquiera como lo hacían entonces las culturas mediterráneas y otras vecinas. En su lugar, las runas eran para inscripciones de gran importancia. Las solían tallar en piedras para rendir homenaje a sus héroes caídos o exaltar a sus deidades, convirtiéndose en lo que conocemos como piedras rúnicas.

Debido a que tenían un significado inherente, podían ser utilizadas como un medio de comunicación entre lo natural y lo sobrenatural, y por lo tanto podían ser usadas como hechizos para la protección o el éxito. Es obvio ver cómo muchas de estas runas fueron una influencia en nuestras letras inglesas usadas hoy en día, como la T, O, F y S que se ven en estos colgantes.

La lectura de runas se ensalzó cuando comenzaron a ser talladas y representadas en palos, piedras u otros objetos. Las lanzaban con fines esotéricos y premonitorios, existiendo una fuerte creencia popular en la capacidad de sus videntes y sacerdotisas para descifrarlas y predecir tanto el presente, como el pasado o futuro. Era común tallarlas en madera, hueso o piedra, y no era tan común representarlas en pergaminos, vitelas u otro medio similar, de ahí característica apariencia que se ha mantenido con el paso de los siglos -y milenios-. Aunque la evidencia sugiere que la mayoría de los vikingos podían leer las runas al menos en un nivel básico, para ellos el verdadero estudio y comprensión de estos símbolos era una búsqueda digna de los dioses.